A Kevin Warwick no le cabe la menor duda: en un futuro no muy lejano todos llevaremos microchips implantados en nuestro organismo. Con ellos podremos explicar sin palabras nuestros sentimientos, recuerdos o ideas. Seremos capaces de comunicarnos mejor con nuestra pareja; adiós a las broncas por malentendidos. También aprenderemos un nuevo idioma en cuestión de horas, aumentaremos hasta límites increíbles nuestra virtud para almacenar datos en la memoria y podremos enchufarnos directamente al ordenador para bajarnos la información que necesitemos o actualizar nuestro cerebro. Warwick es profesor de cibernética de la Universidad de Reading, en Inglaterra, y la mayor pasión de su vida son los robots. Lleva más de 15 años investigando cómo compensar nuestras limitaciones y potenciar nuestras habilidades mediante el implante de un entresijo de chips. Incluso se ha utilizado a sí mismo como conejillo de indias para convertirse en protagonista de algunos de los experimentos más revolucionarios en esta área de la ciencia. De hecho, hace 11 años se convirtió en el primer hombre-máquina.
(Fuente: http://www.muyinteresante.es/)
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